El acompañamiento social

Cada caso social, ya sea de familia o individual, requiere un tipo de intervención específica que como profesionales tenemos que establecer a la hora de trabajar, para resolver una situación de demanda. La persona o personas que tengan algún tipo de dificultad/necesidad acudirán a nosotr@s  como referencia de los servicios sociales, centro de atención primaria…, para cuando necesiten algún tipo de prestación técnica o material que el Sistema ofrece. Ahora bien, ¿somos sólo tramitadores de prestaciones en situaciones puntuales o podemos establecer un acompañamiento ,más continuado, en la relación profesional con la persona que solicita nuestra ayuda?

acompañamiento-de-los-docentes

 

Como bien sabemos, cada vez que atendemos a una persona que solicita nuestra ayuda para cubrir alguna necesidad social nos encargamos de realizar un seguimiento (siempre que se puede) de cómo ha ido evolucionando a partir de la concesión de la prestación social ya sea SAD (servicio de ayuda a domicilio); Estancia temporal en alguna residencia, centro de día, etc. Con ese seguimiento, ya sea a través de visitas domiciliares o llamadas telefónicas, valoramos si la prestación ha sido viable, adecuada y si la persona ha cubierto esa necesidad que le dificultaba conseguir su Bienestar Social.

Pero… ¿Qué diferencia existe entre seguimiento y acompañamiento social?

En el seguimiento, evaluamos a la persona y al recurso que se le ha otorgado, es decir, al conjunto en sí; y en el acompañamiento social, se realiza una evaluación sobre el grado de los objetivos que se han establecido con la persona además de las actividades acordadas o que prescribimos.

El acompañamiento social es una prestación técnica del/la trabajador/a social que requiere de una relación profesional continuada, más o menos, duradera e intensa según las características que haya que afrontar.

Este término, pone énfasis en el reconocimiento del derecho de tod@s l@s cuidadan@s a una atención social personalizada y mantenida en el tiempo, que no se conciba como una obligación por el hecho de estar percibiendo una prestación económica.

Por tanto, el acompañamiento social persigue que la persona o familia pueda reconstruir sus redes de integración primaria trabajando tanto con ellos como con el entorno de tal manera que se pongan en relación positiva y gratificante a ambos (individuo/familia y entorno).

Como profesionales,  y desde el acompañamiento social, debemos transmitir a la persona o familia que:

  • No se encuentran desamparados para poder afrontar cualquier dificultad social que tengan.
  • Pueden contar con el apoyo de profesionales y organizaciones que van a poner a su alcance los medios necesarios para hacer más llevadera su situación actual.
  • Tienen pleno derecho a la protección social.

¿Qué capacidades y actitudes serían necesarias para que podamos realizar un acompañamiento social  con éxito?

  • Estar bien informad@:  siempre lo digo: «es necesario conocer nuestro entorno, en el que trabajamos: los recursos sociales disponibles, prestaciones, legislación…» No hay peor ayuda que la de un/a trabajador/a social mal informado, porque entonces bloqueamos más la situación de la persona y la dejamos igual o peor de lo que ha venido. Aunque nuestra institución no disponga de esos recursos que solicita, al menos, es nuestro DEBER( y lo digo en mayúsculas porque me han contado casos en los que no se tenía idea de ayudas salvo las de la propia institución) informar, orientar y en último caso, derivar, a los recursos que consideremos adecuados para la persona/familia. Para ello es necesario actualizar nuestros conocimientos, formación, en definitiva: PONERNOS AL DÍA.
  • Capacidad de Análisis: analizar no solo la situación actual de la persona/familia, sino también considerar todas las variables presentes en la situación: situación laboral, relaciones familiares, apoyo social, el entorno vecinal, etc. Distinguir, sobre todo, aquellos apoyos sociales que serían conveniente intentar recuperar de aquellos que han influido negativamente en la situación.
  • Capacidad de Relación Interpersonal: formar una relación de confianza, comprensión y respeto, ayuda a la facilitación del consenso en la negociación de las acciones que cada parte ha de realizar y favorece los procesos de cambio. No olvidemos que todo dentro de una limitación evitando formar una dependencia o pasividad por parte de la persona/familia, es decir, ser cercanos pero objetivos a la vez.
  • Empatía: fundamental para todo, una actitud empática ayuda a que comprendamos mejor a la persona/familia a la vez que ayudamos a no enjuiciar ni a culpabilizar las acciones que realizan.
  • Claridad y transparencia: establecer una comunicación fluida, clara y evitando tecnicismos que solo conocemos entre profesionales. De lo que se trata es que la persona/familia se marche con una idea clara de lo que comunicamos.
  • Respeto: tanto a la identidad cultural como a los valores de cada persona/familia, evitando etiquetas y cualquier prejuicio a la hora de atender respetando SIEMPRE su autodeterminación (como comenté en otra entrada).
  • Creatividad: ofrecer alternativas que quizá no haya valorado la persona o familia.
  • Flexibilidad: incorporar en situaciones concretas acciones que puedan ser ajenas al esquema de los valores de trabajo social, pero siendo las únicas que, en ese momento, la persona se puede plantear.

love and friendship concept

 

FUENTE: Manual para el trabajo social de acompañamiento(2003).Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.

 

Deja un comentario